En este poema la poeta toma a la sombra como tema. Observa lo que
pocas veces es tenido en cuenta. En este caso la sombra es algo que ha pasado
desapercibido. La poeta en la primera
estrofa trata de darle cierta materialidad. Los dos primeros versos se refieren
a la nitidez de lo inmaterial. No se puede tocar, pero sí ver. Da la sensación
de que se está haciendo teoría de la sombra, de su trazo fino. En ese sentido
la poeta presenta un efecto físico.
En el primer verso con la referencia al dibujo se sugiere la
sencillez, es algo espontáneo porque tiene que ver con esbozo de lo que se
percibe. Es una expresión artística más natural, libre que genera un cierto
efecto de contraste al pasar al siguiente verso. Las características nítido,
negro dan la idea de una opacidad que brilla es la función que produce la
sombra para entretener al público contemplativo. El muro se erige como un
proyecto de una naturaleza que se capta en su esencia. No sólo se miran las
ramas sino su sustancia, lo que recuerda a Platón y su caverna porque se
sugiere el no dejarse engañar por las sombras de lo visible, sino que más bien mirar
el verdadero significado de lo que se percibe a través de su sombra, es el
desdoblamiento de la realidad. En cierto modo se propone un reflejo con el que
se muestra una nueva forma de entender la realidad. No sólo se trata de mirar
la simple rama, también es ir más allá
para captarla en su totalidad.
En la segunda estrofa se da lugar a un detenimiento que
presupone el no mirar por mirar sino que ahora hay una observación consciente.
Hay una mayor consciencia del mundo en el que se está. Los ojos están volviendo
a explorar al mundo, lo recorren en su totalidad. La poeta hace sentir al
lector partícipe del poema al decir nuestros
ojos. Está llevando a cabo un trabajo conjunto. Se refiere a un solo
movimiento en la quietud porque se trata del movimiento de la vista. Los ojos
están volviendo a conocer todo, lo han desautomatizado para verlo en su
inmanencia. Miran miles de veces porque no hay un en sí de las cosas, miran las
miles de perspectivas que puede desplegar cada objeto para así construir nuevos
significados mucho más profundos. A la vez, los ojos son los que reconstruyen
la imagen. Es interesante que las ramas sean reconstruidas en el muro, lo que
indica una nueva mirada del mundo. Captar las ramas de este modo significa
sacarlas de su cotidianidad. La poeta describe un movimiento que traza una
nueva percepción del mundo.
Cabe destacar que la poeta se vale de un lenguaje muy limpio,
en el sentido de que no recurre a figuras retóricas. No se encuentran metáforas
ni símiles, por ejemplo, se trata de la búsqueda de la palabra justa. Se
evidencia un trabajo con el lenguaje a través del cual ella produce imágenes en
cada estrofa. También maneja un ritmo, a través de los puntos y comas marca la
velocidad con la que los ojos recorren el muro. En esta estrofa se ha propuesto
una mirada global cuando los ojos están en movimiento y una mirada particular
cuando los ojos se detienen a contemplar cada parte de las hojas proyectadas en
la pared. Es muy importante el hecho de que el muro sea blanco porque remite a
una usencia que presupone el juego de lo visible y lo invisible. El muro se convierte
en la gran pizarra de realidad, es un sustrato.
En la última estrofa con el primer verso se trae la necesidad
del recuerdo, lo que evidencia, una vez más, la necesidad de eternizar la imagen. De no inscribirla
dentro de la rutina, sino que se busca
que cobre un nuevo significado. Luego, a partir del siguiente verso, se
advierte cómo la naturaleza se presenta como puro movimiento, puro cambio. Se
asoma la presencia de lo futuro a través de las pequeñas ramas que se aprecian.
Gracias al detenimiento en la sombra de las hojas se comienza a notar su cambio.
En la tercera estrofa se logra combinar sonido con imagen, en
este caso une lo caótico que puede generar una conversación en la que todos
desean hablar con la violencia con la que son movidas las hojas por el viento.
Se ha generado la tensión de lo confuso. Muestra la manera en como una sombra
puede alterarse a causa de un factor externo, lo que refuerza la captación del
instante. La poeta captó el instante del reflejo de una quietud, de la definición de una sombra que luego ha sido
quebrada. En este momento se ha configurado otra sombra informe, lo que signa
la indefinición de la vida. No es posible quedarse en el congelamiento de la
quietud.
En la última estrofa se signa la eternidad que logra otorgar
a la poesía. Se advierte la sugerencia de que más que palabras hay imagen
porque lo importante es lo que se configura. Las palabras se consolidan en un
material que se debe saber tratar para componer la imagen. También sirven como
un medio para eternizar una porción de realidad. En cuanto a las ramas, determinan lo
relativo. Ellas están, pero no siempre iguales. En este caso construyen las
ramas-sombras detenidas en la proyección del muro y guardadas en el
encadenamiento de palabras. Es decir las palabras quedan definidas como un
cofre que guarda las imágenes que pueden quedar del mundo en determinado
momento.
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