La escena se abre con los tres
gatos cantando. La poeta comienza a tejer relaciones entre la escena y el significado
de las palabras. De acuerdo con el contexto, la palabra mullido –que significa
material blando con el que se rellenan los colchones – cobra el significado de
maullido. Vitale continúa jugando con el sonido, aparece cierta afinidad sonora entre tras y
tres. Además, en el siguiente verso prevalece la reiteración de la s. A lo anterior se le agrega la
presencia de la rima abrazada. Cabe anotar que este poema en conjunto conforma
un soneto lo que indica la preocupación de la poeta por guardar una simetría no
sólo por la forma como se presenta el poema, sino que también la complementa
con el equilibrio del sonido, aun se trata de una música del sentido.
Por otro lado, continuando con la
interpretación de la escena, se encuentra que en los dos primeros versos
aparece un cierto tono sacrílego al nombrar la palabra trisagio. Se trata de
tres personajes unidos para dar rienda
suelta a sus travesuras, a la picardía; desean presentar su espectáculo.
El cuarto y quinto verso
continúan desarrollando la travesura, que ahora comienza a cobrar forma de
baile. Al leer la estrofa en conjunto se encuentra que los gatos han aparecido
como objeto de contemplación, se les ha elevado al estatus de artistas. Ahora
son guerreros de las alturas. Se han convertido
en los mosqueteros de las acrobacias. Se da lugar a un extrañamiento
fenomenológico que permite resignificar un evento cotidiano, el salto de unos
felinos en el tejado. Poco a poco se va forjando una aventura. Cabe destacar
que los gatos han sido elevados al estado de mosqueteros gracias a que guardan
cierta sofisticación y tienen una estrategia de movimiento que convierte a las
partes del grupo en un todo.
Cuando se pasa a la segunda
estrofa se advierte que hay un encabalgamiento con la anterior. Se mantiene la
rima abrazada, lo cual permite la unión de ambas escenas y el establecimiento
de la linealidad. La segunda estrofa da
cuenta de la fusión entre la observación y lo observado, el espectador se funde
con los gatos. El número uno aquí aparece como la red de lo múltiple. Además,
el hecho de que el poema apele a la unión da a entender que busca que el lector
se concentre, lo llama a detenerse en la imagen en movimiento que se está
gestando.
Por otro lado, los dos primeros versos de esta estrofa
son una crítica a la tendencia obsesiva de la gente por indagar todo el tiempo
sobre los mismos problemas, lo cual le impide dar paso a otros pensamientos más
fructíferos. Precisamente, frente a estos bloqueos se encuentra una invitación
a salirse del monologo mental. Se trata de una ruptura con el yo, circunscrito
a un egocentrismo.
La expresión “pensamientos ajenos” remite a la corriente
de conciencia, puesto que son pensamientos que existen como parte de una cadena
irracional. De este modo, se aboga por acallar el ruido mental, lo que permite
tomar conciencia de lo que realmente está tratando de comunicar el alma. En
este caso, el espíritu busca la manera de transmitir su afectación por la
escena de los gatos. A partir de este momento se entra en una comunión con el
espectáculo presentado a través del parentesco entre las palabras gatos y
gratos, se genera un efecto de reverberación. La poeta una vez que apela a la
atención del lector también enriquece la imagen y genera lo irónico, que
reitera la picardía.
La tercera estrofa sumerge al lector en un viaje espiritual,
subsume lo visual fenomenológico en lo sublime, pero lo efectúa por pasos; cada gato representa un estadio,
como si se tratara de la trinidad. En este punto se podría decir que las dos
primeras estrofas han sido la preparación del alma y los sentidos para la
meditación. Se ha invitado al lector a cobrar conciencia de lo terreno.
Para inducir un estado de trance los gatos se han valido
de su danza, que incluso ha dado paso a la alteridad. El primer gato es el
principio de desnudez corpórea, de ahí que el espectador todavía no acceda a lo
divino. El segundo gato invita a la serenidad de la mente y a la inserción en lo
sublime, induce a la sonrisa porque ha logrado conmover el alma.
La cuarta y última estrofa se refiere a la
resignificación de lo cotidiano y del pensamiento, así , el tercer gato conduce a la hiperlucidez con
la cual el espectador ha devenido gato y, más que eso, universo gracias a que
ha alcanzado un total despojamiento del yo, circunscrito ahora en un nosotros
–en el todo–. El lector ha adquirido un nuevo conocimiento a través de la
imagen.
Por otra parte, esta estrofa se torna hermética en el
sentido de que da cuenta de una experiencia y a la vez una conclusión del alma
que no necesita ser coherente, ya que obedece a un lenguaje primitivo,
intuitivo; de ahí también que el lector logre devenir gato. El poema cierra con
una pregunta que revela la preocupación por la velocidad y la fugacidad con que se mueve el
hombre en los tiempos actuales. Se trata de una preocupación por el desinterés por la contemplación y en consecuencia por la
interacción con el cosmos en su totalidad.
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